miércoles, 6 de julio de 2016

Hablando a esa parte llamada ENFERMEDAD

Hoy he comido con una amiga terapeuta y me ha hecho una revelación. Todos tenemos alguna parte de nosotros que no nos gusta o nos cuesta de aceptar. En mí caso, diríamos que se llama enfermedad. Como mi inconsciente se comunica conmigo mediante ella. Es cierto que siempre he observado que mi cuerpo psicomatiza mucho. Cuando estaba estresada o tenía algún disgusto gordo, enfermaba. En momentos de contradicción interna cuando hacemos algo y queremos hacer otra cosa es muy frecuente que nuestro cuerpo se queje. Cuando nos tragamos la rabia, un enfado o no perdonamos alguna cosa pasada.
Mi amiga me ha mostrado mi polaridad. Una Conchi muy energética, con muchas ganas de vivir. Alegre, optimista y llena de curiosidad por la vida...Y otra Conchi, con miedos inculcados, indecisa, enfadada, que habla por boca de la enfermedad, que sale con furia por no ser escuchada y aceptada. Ante mi silencio hace ruido y esta vez, lo ha hecho con toda la orquesta.

Hoy voy a hablarle a ese miedo, a ese sentimiento que se expresa a través de la enfermedad. Le voy a contar como me hace sentir y le voy a preguntar ¿por qué sale? y ¿para qué?.
"Compañera enfermedad, tengo miedo, mucho  miedo a morir.  Esta vez te has pasado, pero será porque me hacía mucha falta parar, escucharme y dedicarme la atención suficiente como para sanar las heridas. Te acepto como elemento de crecimiento, aunque me enfade contigo por el duro golpe. Te veo, y te pido me dejes tranquila. No hace falta ya más ruido, no hace falta este mal. Necesitabas que hiciera algún cambio y en ello estoy. Aunque tenerte en la sombra me sigue asustando. Ya no hace falta que grites.
Querida compañera de aviso, agradecida estoy por todo lo que me has hecho ver, eres una parte muy importante de mí que hace lo que puede para hacerse ver. Te veo y te acepto,  pero quiero vivir y tus gritos a veces no me dejan. Ya no te necesito para buscar el cariño de los demás. Ya no te necesito para tomarme un tiempo de descanso.  
Querida compañera, nos negamos la maternidad hace mucho tiempo y saliste tú ante esa promesa. No quiero ser madre. Y así ha sido. Por eso hoy te pido me dejes seguir mi camino, creciendo, consciente. Mostrando todo mi cariño a todo lo que soy.
En la vida de una persona hay una herencia que puede expresarse de muchas maneras, hagámoslo desde la vida y la alegría. Me has dado una oportunidad de cambio y la quiero aprovechar. Gracias a ti he retomado cuestiones que tenía olvidadas, me he conciliado con muchas personas y he conocido en mi nuevo camino a otras que me enseñan otra manera de ver la vida. Para poder verte a ti, antes me he tendido que ser capaz de contemplarme en mi totalidad. Y no creas que me ha gustado todo lo que he visto pero por lo menos soy más capaz de aceptar y analizar todo lo que soy yo, con el objetivo de crecer y sobre todo, de ser más feliz. Es cierto que la felicidad hay que buscarla dentro nuestro, fuera sólo es una nube que nos engaña y de vez en cuando nos da algo de lo que necesitamos, y no hace ver que puede que sea eso el ser feliz. Ahora estoy convencida de que si nuestro filtro de las emociones está desordenado, lleno de interferencias; las cuales sentimos pero obviamos pues no nos gusta ver la parte fea de nuestro interior, y vamos mirando para afuera, vamos comparándonos, con todo y todos, haciendo oídos sordos a las señales. Esas diminutas señales que nos hablan y son nuestras amigas salvadoras de catástrofes más gordas, pues llega lo que tanto tememos. Un punto y coma que te deja ko. Es un paréntesis para estudiar las lecciones que te has ido saltando y por suerte, tienes una segunda oportunidad de poder hacer las paces y buscar ese punto de equilibrio entre tú, tus emociones y tu entorno. 
Querida compañera, aquí estamos ambas. Dos caras de la misma moneda que deben aprender a escucharse. Portate bien conmigo, pues estoy aprendiendo. Ya no te necesito más. Te doy las gracias por esta oportunidad de cambio."
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario